martes, 27 de mayo de 2014

Curiosidades de "El Padrino" Coppola




1. Todo empezó con una deuda...


Mario Puzo, autor de la novela original (arribba, junto al productor Pierre Spengler) no sabía demasiado de las cosas de la 'Cosa Nostra'... Salvo en un aspecto: el escritor italoamericano era un feroz ludópata, y sus deudas con los corredores de apuestas le llevaron a plantear un best seller seguro sobre el mundo del crimen. "Tengo una deuda de once de los grandes: o me compras esto, o me parten las piernas", fueron sus palabras a Robert Evans (jefe de producción de Paramount) cuando fue a venderle los derechos para el cine de un manuscrito que, por entonces, se titulaba The Mafia. "Toma doce mil quinientos y escribe el puto libro", respondió Evans, y la inversión le salió bien: el volumen, titulado finalmente El Padrino, estuvo durante 67 semanas en la lista de best sellers de The New York Times: ahí había tema...

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2. En realidad, Francis Ford Coppola no quería dirigir El Padrino. Lo que pasó fue no le quedaba más remedio: con 31 años y una carrera en el mundo de la serie B, el director estaba endeudado hasta las cejas por haberle producido THX-1138 a su amigo George Lucas, con lo que aceptó dirigir un filme que había sido rechazado por Sergio Leone Peter Bogdanovich. La razón de Robert Evans (en la foto, junto al interfecto) para elegirle fue, según sus palabras, que una peli de mafiosos dirigida por un italoamericano sería "lo bastante realista como para que se oliesen los espaguétis". Y, claro está, que Coppola cobraría poco: su principal acreedora era la propia Paramount.

2. Un productor 'de la casa'

Robert Evans y el productor Albert Ruddy se la jugaron, pero bien, vendiéndole el proyecto al mandamás de Paramount, Charles Bluhdorn. Este millonario australiano, cabeza del grupo Gulf+Western, había adquirido el estudio en 1966, y era muy aficionado a imponer su ley a gritos y garrotazos. Sabedor de los rumores que vinculaban a Bluhdorn con los altos mandos de la 'Cosa Nostra', Ruddy presentó El Padrinode forma muy arriesgada: "Charles, quiero hacer una película fría y terrorífica sobre tus amigos", le soltó. El magnate casi le suelta una galleta de las suyas, pero dio luz verde al filme.

3. Una producción de serie B

En números rojos y buscando locamente un taquillazo, Paramount quería una película de presupuesto ínfimo, rodada a toda prisa y en la cual (a fin de ahorrar costes) se trasladaría la historia de los años 40 a los 70. Justo entonces, Coppola comenzó a dar muestras de quién era en realidad: no sólo se empeñó en mantener la época original, sino que celebró su nombramiento como director con un crucero en transatlántico. Acaparando para él solo el restaurante del navío, Francis comenzó la escritura de un guión que costaría mucho más de lo previsto: finalmente, la película requirió el equivalente actual a 27 millones de euros, a lo largo de 6 meses de rodaje.

4. ¿Quién es Don Vito Corleone?

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Antes de hablar sobre el dantesco proceso que supuso el casting del anciano mafioso, nos centramos en otro tema con su aquél: ¿en qué 'padrinos' de la vida real se basó Mario Puzo para el personaje? Pues en varios: las conexiones políticas del patriarca y su voz rasposa salieron de Frank Costello (foto) mientras que su habilidad para la diplomacia entre mafiosos tuvieron su origen en otro boss histórico Carlo Gambino. Otros fundadores de la 'Cosa Nostra' estadounidense, Joe Profanti y el mítico Lucky Luciano,aportaron los buenos modales del 'Don' y su condición de capo di tutti capi, respectivamente. Su nombre y apellido, finalmente, fueron una combinación del de Vito Genovese y de una población siciliana que aparece en la película.

5. "¿Brando? ¡Ni hablar!"

Tanto Coppola como Mario Puzo lo tenían claro: el actor de Un tranvía llamado deseo era el hombre idóneo para encarnar a Don Vito. Pero en Paramount no pensaban lo mismo: ¿te imaginas al Padrino encarnado por Laurence Olivier? ¿O por Ernest Borgnine? Pues todos esos nombres se barajaron en preproducción. Incluso se oyó hablar del mismísimo Frank Sinatra, el cual (todo hay que decirlo) conocía el tema a fondo.

6. "¿Quién es ese Pacino?"



Si los candidatos para el papel de Don Vito dan risa, los actores propuestos para dar vida al benjamín de los Corleone son, directamente, disparatados: desde Robert Redford (explicación: en la novela, Michael Corleone es rubio) al muy irlandés Ryan O'Neal, pasando por Warren Beatty, Dustin Hoffman, Martin Sheen Jack Nicholson (¡gulps!). Sin embargo, Coppola no cedió: si ese desconocido actor italoamericano ("Demasiado bajito", decía Robert Evans) no entraba en el filme, él se largaría.

7. Marlon y Francis se salen con la suya

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Para que los productores se planteasen contratar a Brando, Coppola tuvo que ceder a tres condiciones: primero, el actor trabajaría por el salario mínimo. Segundo, pagaría de su bolsillo en caso de un retraso en el rodaje. Y, tercero, tendría que hacer una prueba de cámara. Cuando Coppola fue a su casa para grabarle, Marlon se presentó ante él hecho un hipster, con el pelo largo y vestido de corto. Pero, antes de que el director tuviese tiempo para desmayarse, Brando sacó al actorazo que llevaba dentro: oscureció su pelo con betún y se llenó la boca de papel higiénico, mientras repetía: "Es un bulldog. Parece malo, pero en el fondo es cariñoso". En esa misma sesión, Brando improvisó la cascada voz del Padrino, y su forma de mover las manos. Cuando Coppola proyectó la cinta a Buldhorn, sin decirle de qué actor se trataba, el magnate exclamó: "¿Quién coño es este viejo? ¡Es fantástico!".

8. "Si no hay Caan, no hay Pacino"

Aunque, con el tiempo, las cosas han cambiado mucho, el actor joven más famoso que participó en El Padrino fue James Caan. El cual, considerado en principio para encarnar a Michael, se hizo con el papel de Sonny Corleone de una forma bastante peculiar: Robert Evans ofreció un ultimátum a Coppola diciéndole que, si Caan no entraba en el filme, Pacino se quedaba fuera. Tras unos cuantos portazos y llantos por parte del cineasta, el trato quedó sellado. Lo cual dejó fuera, no sólo a la opción de Coppola, un talCarmine Caridi, sino también a otro jovenzuelo que daría mucho de qué hablar en el futuro.

9. Il povero Roberto




 De todos los what if generados por el cásting de El Padrino, el más enorme es el generado por esta prueba de cámara: ¿qué hubiese pasado si Robert De Niro hubiese dado vida a Sonny? Pues, por lo pronto, que el actor se hubiese quedado sin encarnar al joven Don Vito en El Padrino II, un papel por el que se llevó el Oscar. No hay mal que por bien no venga...

 10. La Mafia no quiere que se diga "Mafia"

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Desde la publicación del libro de Mario Puzo, los principales enemigos de El Padrino no fueron sólo los ejecutivos de Paramount, sino también los propios goodfellas. El capo Joe Colombo (foto, a la derecha) a través de su organización-tapadera Liga Italoamericana, presionó públicamente para que la película no se rodase. Entre bambalinas, la cosa fue a más: todos los implicados en la producción sufrieron amenazas telefónicas, y se amenazó con boicotear el rodaje de forma 'persuasiva'. La insistencia de Coppola en localizar los exteriores en Little Italy no puso las cosas más fáciles, hasta que una reunión entre Al Rudi y elboss arregló las cosas: El Padrino podría rodarse, siempre que en sus diálogos no se mencionase la palabra que empieza con "M".

11. Los Corleone ríen los últimos

Tras sus trapacerías contra el rodaje de esta película, no podemos sino considerar justicia poética el final de Joe Colombo: el 28 de junio de 1971, el capo recibió un tiro en la cabeza, que le dejó paralizado durante años, mientras daba un mitin público. Ese mismo día, Coppola estaba rodando la escena de la masacre final. ¿Coincidencia?

12. Al Martino tenía padrinos

El actor de la película más cercano a la 'Cosa Nostra' fue Al Martino, crooner de Las Vegas que interpretó aJohnny Fontane. El cantante, que no había actuado en su vida, trató de persuadir a Coppola gastándose78.000 euros (ajustados) en convidarle a un fin de semana loco en Las Vegas. Cuando vio que la cosa no resultaba, acudió a su auténtico padrino, el jefe mafioso Russ Rufalino, para que presionara a los productores.

13. Las mil y un reescrituras de Coppola

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No pecamos de pretenciosos si decimos que, lo que es calidad literaria, la novela original de El Padrino no tiene demasiada. Por eso, Coppola se metió a fondo con el libro: llenó su ejemplar de anotaciones, modificó tramas y eliminó personajes y líneas argumentales enteras, consiguiendo (¡milagro!) un guión que respeta bastante el trabajo de Puzo y que al mismo tiempo funciona en la pantalla. Sin duda, su medida más sabia fue omitir la historia de Lucy Mancini, la amante de Sonny, que pese a aparecer brevemente en el filme cuenta en la novela con una trama ginecológica digna de un Cronenberg, con operaciones de reconstrucción vaginal y todo.

14. ¿Tuestas, o fríes?

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Pese al perfeccionismo de Coppola, se le escaparon algunos gazapos en el guión. Por ejemplo, cuando el viejo Clemenza (Richard Castellano) explica a Michael Corleone cómo preparar los espaguetis perfectos, el guión indicaba: “tuesta un ajo picado”. Mario Puzo tachó inmediatamente el verbo de la frase, reemplazándola por “fríe un ajo picado”. Su explicación: “Ningún mafioso que se respete usaría la palabra ‘tostar”.

15. Marlon se hace de querer

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Mientras los productores lidiaban con la Mafia, y Coppola con un rodaje que se adivinaba infernal, el (en teoría) imprevisible Brando se convirtió en el corazón de la película. Pese a su fama de difícil, el actor tomó bajo su ala a sus compañeros más jóvenes, aconsejándoles, cuidándoles y bromeando con ellos. Según recuerdan James Caan y Robert Duvall, el punto álgido del cachondeo llegó cuando Brando y ellos organizaron un concurso de hacer ‘calvos’ en el plató. Siempre en palabras de Caan, Marlon se ganó el primer puesto mostrando su trasero a la cámara 500 veces en un día.

16. El ‘Padrino’ más felino

Sin duda, la decisión de cásting más imprevisible de la película fue la del gato de Don Vito. Por más que Coppola afirme que incluyó al animal para mostrar las “garras” ocultas en el amable semblante del personaje, la verdad es menos pretenciosa: Brando encontró al micho deambulando por el estudio de Paramount, se encariñó con él y se lo llevó al plató. A Marlon se le debían dar muy bien los animales, porque (aunque eliminados en el doblaje castellano) los ronroneos del felino fueron tan intensos que obligaron a Coppola a doblar algunas frases de la escena. Por desgracia, el brillante y peludo actor no aparece en IMDb.

17. Gordon arma la gorda

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Ese “alguien” era nada menos que Gordon Willis, el director de fotografía que imprimió a El Padrino su tono tenebrista. Maniático del control y poco afectuoso con el cineasta (a quien consideraba un advenedizo), Willis se desesperaba cada vez que uno de los actores se salía de su marca: sus juegos de iluminación eran tan complejos que un paso en falso colocaba a los intérpretes en puntos oscuros, obligando a repetir la toma. “Gordon se comportó como un futbolista en medio de una pandilla de nenazas”, recordó Coppola años después. “Yo era un Hitler”, admitía, por su parte, Willis.

18. Hasta las últimas consecuencias

Según Nicolas Pileggi, guionista de Uno de los nuestros, uno de los actores principales de El Padrino se tomó tan en serio la preparación de su papel que acompañó a un grupo de auténticos mafiosos en una misión. El problema: los gángsters habían anotado mal la dirección del soplón al que debían despachar, con lo que volvieron a sus casas con el rabo entre las piernas. Por otra parte, Robert Duvall consiguió que se le invitase a una reunión de ‘chicos listos’. El actor les observó con tanto detenimiento que su contacto le susurró: “No les mires tan fijamente, están sospechando que eres marica”.
19. ¡Ah, la famiglia!
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Fiel al espíritu de la película, pese a todo, Coppola había conseguido colocar a unos cuantos de sus familiares en algunas escenas: además de su hermana Talia Shire y sus hijos Gian Carlo Roman,podemos ver a su padre Carmine Coppola (es el gángster que toca el piano durante el montaje de las masacres de Sonny) su mamma Italia Coppola y, por supuesto, a la piccola figlia Sofia Coppola: la futura directora de Lost In Translation es el bebé al que bautizan mientras los esbirros de los Corleone masacran a los jefes de las Cinco Familias. Luego llegaría El Padrino III, y muchos pensarían que con aquella intervención debería haber sido suficiente.

20. Y Stanley Kubrick también

Para que Stanley Kubrick elogiase un filme ajeno, casi que tenía que llover fuego del cielo. Así que imaginemos el pasmo del guionista Michael Herr (Apocalypse Now, La chaqueta metálica) cuando el genio del Bronx le reconoció, a finales de los 80, que consideraba El Padrino la mejor película de la historia de Hollywood, o como mínimo la que tenía el mejor reparto.



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